De la escuela Rinzai Zen, este templo budista se encuentra a unos 15 kilómetros hacia el suroeste desde el centro de la ciudad de Fukuyama en la Prefectura de Hiroshima. El templo Shinsho-ji, que fue construido en 1965 por un empresario local, está ubicado en un extenso terreno arbolado que cuenta con una colina en su parte trasera y con un estanque en su parte delantera. En los terrenos que lo rodean se encuentran una red de senderos para caminar por ellos y las edificaciones pertenecientes al templo.
En las instalaciones del templo Shinshoji hay una experiencia zen muy remarcada para los visitantes a través de varios medios, entre los que se incluyen casas de té, clases de meditación, una galería-museo dedicada a obras de arte del maestro zen Hakuin, además de una extraordinaria instalación de arte contemporáneo.
En apariencia, el templo Shinshoji tiene el aspecto habitual de un templo convencional con su puerta principal. No obstante, las diferencias son evidentes en cuanto se cruza el umbral. Para los visitantes, resulta sorprendente la inclinación del tejado de su centro de recepción de visitantes, donde se encuentra el mostrador de venta de entradas además de una tienda del templo, así como un museo. En las proximidades se encuentra un edificio de 350 años de antigüedad que proviene desde otro templo de la prefectura de Shiga y se ha reconvertido en una casa de té y en una casa de baños japoneses. Ambas instalaciones están abiertas a los turistas pagando una cuota adicional.
En el extremo más alejado de los terrenos del templo, después del estanque que se encuentra en una colina, encontramos la sala principal. Desde el portón de entrada, se tarda entre 15 y 20 minutos en llegar caminando junto al estanque y subiendo después unas escaleras o a través de un sendero natural más pintoresco que atraviesa el bosque. Su vestíbulo principal tiene un pequeño museo en el que se exponen las obras de Hakuin, un importante maestro zen. El recorrido natural panorámico también atraviesa otras dos casas de té en el bosque. Una vez allí, los visitantes pueden apreciar los diseños de las casas de té, así como disfrutar de un té y unos dulces en un entorno atmosférico muy agradable.
En el Templo Shinshoji, el único plato del menú es el Shinshoji Udon. Se trata de plato de udon nada convencional, pues sus fideos son más largos y gordos que los fideos udon normales, y están destinados a ser mojados en un caldo y acompañados de guarniciones sencillas. Incluso la forma de comerlos tiene una pequeña enseñanza para que los visitantes puedan disfrutar al 100% del gusto de este plato tradicional del Templo Shinshoji. El restaurante se encuentra cerca del extremo del estanque.
La instalación de arte contemporáneo Kohtei, realizada en la colina al otro lado del centro de la recepción, es muy atractiva. Se distingue de los demás edificios del templo por sus relucientes tejas de madera tradicionales, organizadas de forma que parecen un barco flotante. En el interior se ofrece un gran espectáculo de luces sobre una pequeña masa de agua que se puede experimentar con los cinco sentidos. Este espectáculo se realiza cada 30 minutos y tiene una duración de unos 15 minutos. Hay que tener en cuenta que el espectáculo Kohtei no es adecuado para personas claustrofóbicas o con miedo a la oscuridad.
Los visitantes del templo Shinshoji pueden participar, por un precio adicional, en actividades prácticas como la copia de sutra, sin necesidad de reserva previa, o en meditación zen que si requiere reserva y un mínimo de tres participantes. Los encuentros de meditación se realizan en el Monasterio Internacional de Entrenamiento Zen, que está fuera del alcance de los visitantes habituales para no perturbar a los que meditan.
Asimismo, este templo ofrece una experiencia zen de un día completo, que también requiere una reserva previa. La jornada comienza con una meditación zen y a continuación un almuerzo udon. La otra mitad del día prosigue con la copia de sutra y termina con un té en una de las teterías del Templo Shinsho-ji. Uno de los monjes presenta los conocimientos y guía a los participantes a través del proceso. En algunos días hay un monje de habla inglesa para que este pueda ayudar a los visitantes extranjeros que no consigan entender el idioma japones.